Quinoa con alcachofas y setas

Receta ↓ Ángela Solar

¡Descubre esta receta de quinoa con alcachofas y setas, una explosión de sabores y texturas que te dejará impresionado! La combinación perfecta de la textura crujiente de las setas con el sabor suave y delicado de las alcachofas, sobre una base nutritiva y rica en proteínas de la quinoa.

No te pierdas la oportunidad de preparar este plato estrella de la cocina saludable.

Los ingredientes que vas a necesitar:

¡Prepárate para disfrutar de una receta que te va a encantar! Para empezar, necesitarás estos ingredientes básicos:

• Quinoa – Elige una quinoa de calidad, que sea la estrella de tu plato. Si nunca la has cocinado, verás que es más fácil de lo que parece.
• Alcachofas – Nada como unas alcachofas frescas y jugosas para darle ese toque especial a la receta. ¿No las encuentras? Las alcachofas en conserva también pueden servirte en un apuro.
• Setas – Aquí es donde puedes dejar volar tu imaginación. ¿Setas de cardo? ¿Champiñones? ¡Tú decides! Cada una le dará un sabor único a tu plato.

¡Comencemos con nuestra receta de alcachofas y setas! Antes de comenzar, es importante preparar bien los ingredientes. Te contaré un secreto: la preparación previa es clave para que tu plato quede perfecto.

Empecemos por ellas. Si eres como yo y no te gusta ensuciarte las manos, te recomiendo usar guantes para lavarlas y quitarles las hojas externas. Recuerda que solo necesitamos el corazón de la alcachofa, así que córtalo en trozos pequeños y resérvalo.

Ahora, pasemos a las setas. Me encantan las setas de cardo, pero puedes elegir tus favoritas. Lo importante es limpiarlas bien con un paño húmedo y cortarlas en trozos. Si prefieres, también puedes usar setas deshidratadas, solo recuerda hidratarlas antes de utilizarlas.

Cómo cocinar la quinoa perfectamente

¡Hola, cocineros! Ahora vamos a hablar sobre cómo cocinar nuestra base proteínica. Si nunca la has cocinado, ¡no te preocupes! Es más fácil de lo que parece, y una vez que la hayas probado, ¡querrás incluirla en todos tus platos!

Para empezar, enjuaga la quinoa en un colador fino bajo el grifo. Esto eliminará cualquier impureza y evitará que tenga un sabor amargo. Personalmente, me gusta dejarla en remojo durante unos 15 minutos antes de cocinarla, ya que creo que así se cocina más uniformemente.

Una vez enjuagada, ponla en una cacerola a fuego medio y añade el doble de líquido (por ejemplo, agua o caldo) que de este grano. Por cada taza de quinoa, necesitarás dos tazas de líquido. Cuando el líquido comience a hervir, reduce el fuego a bajo, tapa la cacerola y deja que se cocine durante 15-20 minutos, o hasta que se haya absorbido por completo.

¡Y eso es todo! Una vez cocida, la quinoa debe tener una textura suave y esponjosa, y los pequeños "girinos" blancos deberían desaparecer. Si quieres darle un toque extra, puedes añadir un chorrito de aceite de oliva y una pizca de sal al líquido antes de cocinarla.

¡Llegó el momento de potenciar su sabor con un delicioso salteado! Siempre digo que el secreto está en la paciencia y en utilizar una sartén adecuada.

Comienza por calentar un poco de aceite de oliva en una sartén antiadherente a fuego medio-alto. Añade luego las que has cortado en trozos pequeños. Saltea durante unos 5 minutos, removiendo de vez en cuando para que se doren uniformemente.

Mientras tanto, tengo que confesar que soy una gran fan de ellas. Cada vez que voy al mercado, me cuesta resistirme a comprar un buen puñado de setas de cardo o champiñones. En esta receta, utilizo setas de cardo, pero tú puedes elegir tus favoritas. Lo importante es que estén limpias y cortadas en trozos.

Cuando las alcachofas estén doradas, añade las mismas a la sartén y sigue salteando todo junto durante unos 3-5 minutos más. Ahora es el momento de agregar un toque de magia a nuestro salteado: especias y aromáticas. Yo suelo usar ajo picado, perejil fresco y una pizca de sal. Pero tú puedes experimentar con otras especias, como tomillo o romero, para darle tu toque personal.

La magia de unir sabores

¿Listo para el gran final? Coge esa que has cocido con tanto mimo y esas alcachofas y setas que huelen que alimentan, y prepárate para el espectáculo. En una fuente amplia, que te permita trabajar cómodamente, vierte y añade las verduras salteadas. Ahora, si eres de los que adoran un contraste crujiente, te invito a que lances por encima unas aceitunas negras o, ¿por qué no?, unas almendras tostadas que crujan con cada bocado. Revuelve con cariño, que los ingredientes se entiendan entre ellos, y voilà, tienes ante ti no solo un plato repleto de nutrientes, sino una obra de arte que deleitará a todos los que tengan el placer de probarlo.